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El lenguaje de los niños

Actualizado: 17 nov 2020


¿Habrá algo más encantador que oír hablar a un niño de 2 a 3 años de edad?

Nos seducen sus vocecitas de tonos exquisitos y oír palabras que parecen desprenderse acompasadamente del pensamiento de los niños. Y es Imposible no dejarnos cautivar por sus conversaciones, matizadas de innovaciones gramaticales como: "Mira mami, una mosca “matada” o “Me estoy “pusiendo" los zapatos". La aparición del lenguaje en los niños es algo emocionante, no solo para quienes por primera vez descubren lo que el niño conoce del mundo y de las personas a su alrededor, sino por el niño mismo, al encontrar que todas las cosas van cobrando nombre.


Sabemos hoy, que aunque los bebés producen ruidos el famoso ''agu—agu” — y que juegan con el sonido de la voz, estos sonidos no se pueden catalogar aún como lenguaje. Mucho antes de que el niño pronuncie su primera palabra, éste puede ya obedecer instrucciones, entender el significado de un gran número de palabras y comunicarse, ya sea señalando objetos o personas, o emitiendo pequeños sonidos que denotan preguntas. Y también sabemos, que los niños pequeñitos son grandes imitadores del ritmo y de la melodía del lenguaje y que se embeben en eternas "jeringonzas" donde parece que estuvieran dando un Importante discurso de silabas totalmente disparatadas. Estas "jeringonzas" que nos hacen reír y que parecen inútiles, no solo están dando lugar para que el niño practique los músculos que van a producir los sonidos, sino que le permiten ensayar los ritmos típicos y los patrones de entonación del lenguaje.


Es con la aparición de las primeras palabras "Ma—ma", "Te—te” o frases de una palabra - "Cabo” para "Se acabó" o “Bajé" para "Bájame por favor"— como el niño da verdaderamente comienzo a sus primeras conversaciones. La aparición de estas primeras palabras — entre los 12 y los 18 meses — tiene lugar por imitación. El niño imita lo que oye de los demás, con el fin de aumentar su poder de articulación y su vocabulario. Este proceso de imitación está estrechamente ligado a la capacidad y a la habilidad que el niño tiene de asociar nombres con objetos. Esta es también la edad del lenguaje fragmentario tipo "telegrama" — como es el caso del niño que tomando su juguete exclama: “carro-grande-mío” Entre los 2 y 3 años, encontraros al niño poniendo en práctica infinidad de mecanismos, mediante los cuales va perfeccionando su lenguaje.


Por ejemplo, el niño ensaya su habilidad lingüística al improvisar formas gramaticales como al

decir: "mi—tu cama” queriendo significar "Nuestra cama". También prefiere, para expresarse, solo aquellas palabras que contienen mayor información, como son los sustantivos, los verbos y los adjetivos. En otras palabras, el niño se vuelve un experto en reducción del lenguaje, al encontrar "atajos" para su uso. Por ejemplo, la niña que le dice a su mama "Ita, hambe", queriendo decir: "Juanita tiene hambre". Entre los 3 y 4 años de edad, el niño ya comprende correctamente las palabras y puede combinarlas con mayor precisión. Las frases se hacen más largas y el niño va convirtiendo en un gran conversador. Puede relacionar, con la ayuda del lenguaje, los objetos con las personas, el pasado con el presente, el espacio con el tiempo, etc. Esta es la edad de los interminables monólogos, donde el niño convierte el lenguaje en su compañero de juegos, ayudándole con palabras para organizar sus experiencias de Juego. Corto el niño que juega con su vaca de plástico y va recitando, a medida que saca y mete la vaca en una caja: ''La vaca se salió del corral ... se fue para… se metió en el potrero... etc." Una vez superada la etapa de los monólogos, el niño empieza a desarrollar un lenguaje más socializador, al tomar en cuenta al oyente, y al percatarse de las necesidades o actitudes de éste. Aquel el niño es ya capaz d comprender cuanta información debe darle al amiguito, de manera que pueda entenderse con y establecer una conversación. A los 6 años el niño ya debe estar hablando de manera símil al adulto.


La anterior información acerca del desarrollo del lenguaje en el niño se hace fundamental, cuando nos damos cuenta que el desarrollo intelectual y emocional del ser humano, esta profundamente influenciado por su capacidad de comunicarse. Es indispensable no dejar al niño al nivel de la simple imitación, esto los priva de una serie de oportunidades para perfeccionar su lenguaje e incrementar y enriquecer sus ideas. Los padres y demás personas mayores, debemos proporcionar a los niños un vocabulario variado y rico, tonándonos el tiempo necesario para indicarles el buen uso del idioma, y por último, frente a sus preguntas, debemos dar respuestas claros y completas y no contentarlos nunca con los consabidos "Porque si” o "Porque no".

Nuestra conversación con los niños debe estar encaminada siempre a enriquecer y a ampliar su lenguaje, y por consiguiente, sus conocimientos acerca de las personas y de los objetos que tienen relación con ellos mismos o con el mundo que los rodea.


Marisa Uribe

Tomado de Notas de crianza


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