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1

Míralos a los ojos y sonríele con mucha frecuencia; los ojos y los gestos dicen más que las palabras

3

Dedica tiempo a él o ella solito/a los recuerdos de intimidad compartida son como las puntadas que van tejiendo el amor

2

Inventa momentos especiales con tus hijos e hijas

4

Dale mucho contacto físico, el corazón dice muchas cosas con abrazos y caricias

La oportunidad de amar y ser amado es una necesidad básica de todo ser humano, porque nuestro sentimiento de seguridad y confianza en el mundo en que vivimos se basa en la certeza de contar con alguien que nos acepta y nos quiere como somos, sin regateos ni condiciones, y de que siempre podemos contar con el apoyo afectuoso de esa persona. la confianza y el afecto son, por lo tanto, inseparables...

Somos de carne y hueso; por eso no podemos hacer siempre lo correcto ni ser perfectos. Lo importante es hacer algo para que las relaciones duras y ofuscadas sean menos frecuentes, y las sanas y amorosas mucho más frecuentes y eso lo logramos buscando muchas oportunidades de expresar y cultivar el afecto. 

Para desarrollar una personalidad sana, equilibrada y fuerte, el niño y la niña necesitan de un ambiente afectuoso y protector que permitan desarrollar una confianza ilimitada y absoluta en que su madre, su padre o la persona que los cuida los atenderá siempre de una manera consistente, predecible y segura. 

El lazo afectivo y la certeza de su atención inmediata y oportuna son el cordón umbilical de la personalidad del niño y la niña, porque le transmiten sentimientos de seguridad y de confianza en el mundo y en sí mismo, mientras crece y los desarrolla.

Tomado del "Taller de Habilidades Parentales"

Publicado por la Fundación Carvajal y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar

Autores: María Eugenia Carvajal de Guerrero y María Lucia Cabal de Posada.

ISBN 958-9224-70-9

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