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1

Cuando la familia come unida, disfruta la compañía del otro y se desarrolla un sentido de pertenencia y confianza mutua

2

Se estimula la observación y comunicación, los padres observan las actitudes de sus hijas e hijos y se incentiva la escucha

3

Ayuda a cultivar las tradiciones

y la herencia familiar

4

Dedica tiempo a el o ella solito/a los recuerdos de intimidad compartida son como las puntadas que van tejiendo el amor

5

 La hora de la alimentación no es el espacio para discusiones ni recriminaciones; es el espacio para fortalecer el vinculo afectivo

Para encariñarse hay que descubrir y aprender a cultivar el lenguaje del corazón; que no se expresa solo con palabras sino con gestos, miradas, caricias y momentos especiales. Los momentos especiales son acciones que convierten un instante común y corriente en un evento especial.

Un momento especial importante es cuando comemos en familia, en este instante se fortalecen los lazos afectivos que son clave para evitar conflictos y violencia intrafamiliar. El tiempo dedicado a los hijos para compartir experiencias, jugar juntos y reír juntos, también es una manera de encariñarse, porque así se acumulan recuerdos lindos del uno con el otro...

Cultivar el amor en nuestras familias significa que sus miembros deben abrir sus corazones para conocer lo más íntimo y así llegar a confiar sin reservas. Cultivar el afecto toma tiempo; es algo que requiere decisión, perseverancia y paciencia.

 

El tiempo que los padres dediquen a sus hijos son un nuevo hilo que fortalece el cariño entre ellos.

Tomado del "Taller de Habilidades Parentales"

Publicado por la Fundación Carvajal y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar

Autores: María Eugenia Carvajal de Guerrero y María Lucia Cabal de Posada.

ISBN 958-9224-70-9

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