Reconocemos nuestra realidad y los motivos que tenemos para vivir con esperanza

Aceptamos y validamos nuestros sentimientos y los ajenos

Les expresamos nuestros sentimientos con sinceridad y con respeto.

Nos preocupamos por nuestro bienestar y regulamos el estrés

Jugamos y dedicamos tiempo de calidad para disfrutar con nuestros hijos e hijas

Comemos en familia y creamos momentos especiales para cultivar el amor

Reconocemos y apreciamos las cosas que nuestros hijos e hijas hacen bien

Ejercemos nuestra autoridad con firmeza,

con serenidad y con amor, antes que reaccionar con violencia